miércoles, 30 de marzo de 2011

¿Sómos o no Sómos los mismos?


- Señorita ¿por favor me facilita una bolsa?...

Esta simple pregunta o solicitud hecha en Venezuela, sonaría normal, común y corriente; pero al hacerla aquí en Panamá, produciría en la mencionada señorita, seguramente una duda o extrañeza y hasta cara de “bolsa”, porque no entendería lo que queremos, al menos, que le hagamos un gesto indicando que necesitamos algo en donde meter, lo que traemos en las manos y entonces ella dirá “Aaaaaah usted lo que quiere es un Cartucho”.

¿Pero cómo un Cartucho puede ser una Bolsa? Me pregunté cuando escuche este término, si eso tiene que ver es con impresoras o armas y no con bolsas. Pero ahora también me pregunto, ¿cómo suena para los panameños la palabra bolsa? Quizas con la misma rareza y bien alejada de lo que es para ellos un cartucho.

Y es que aquí, como existen muchas cosas que nos acercan, así mismo encontramos, varias cuestiones que nos diferencian, más allá de una palabra o expresiones.
¡Coño¡ Pero si ambos somos latinoamericanos…ClARO QUE SI, porque sabemos que la cita es las 8:00am, pero llegamos a las 8:30am y fuimos puntuales. Aquí también la Luz Roja del semáforo dura mucho, pero yo paso porque voy apurao. Hoy es Viernes ¿Pa’ donde nos vamos esta noche? ¡¡¡Qué bueno que en este mes hay un puente¡¡¡
Si leemos lo anterior, pareciera que somos la misma cosa; pero no es así, porque a pesar de que ambos fuimos colonizados por los españoles y nuestros indios estaban enchinchorrados rascándose los pies, cada pueblo hizo su propia historia y costumbres.

Por ejemplo, aquí se desayuna gustosamente con un chorizo guisado o frito; allá en Venezuela nos devoramos un Cachito de Jamón y un cuartico de Jugo. Y en ambas latitudes, los comensales quedaron llenos y bien contentos.
Vivir en Panamá, ha sido para cada Venezolano una experiencia, no solo por todas las cosas buenas que aquí conseguimos, sino también porque ha representado para todos, el conocer otra cultura y ritmo de vida.

¿Quién no ha gritado groserías e insultos cuando, va por el corredor Sur y se topa en el canal rápido, con un vehículo que avanza como el Papamóvil? Bueno esta forma de manejo, es propia de Panamá. Y si es verdad que aquí hay que manejar con 4 ojos y andar pendiente hasta de los pelícanos, entonces todo será parte de nuestra adaptación; porque sinceramente prefiero toparme de frente con un Alcatraz que con uno de los motorizados de la Cota Mil.
Otro aspecto es el de las panaderías y es que cuando entré por primera vez a una y vi a 3 chinos paisanos, detrás del mostrador, me asombré y dije coño y dónde están las Lumpias o los pancitos redonditos chinos, esos que ponen allá en Caracas; pero no, allí estaban esperándome las Michitas y el Pan de Huevo; brillantes y con un par de abejas revoloteándolos. Hoy como parte del intercambio cultural, ya digo saboreándome, “Nada como una Michita recién salida del horno” y lo mejor a 14 unidades x 1 dólar.

Hay que tener presente que para nosotros la inseguridad dejó de ser un dolor de cabeza; la diatriba política y radical, ni se escucha; la inflación no nos golpea tan fuerte…todo eso quedó allá con la revolución bonita. Hoy en este verdadero mar de la felicidad, además de ver hacia el cielo cada vez que echamos gasolina, nos corresponde, tomar con mucha calma, cuando una cajera paso a paso y muy lentamente nos atiende y sonreír pacientes cuando se verifica y se cuenta hasta 3 veces nuestro vuelto.

Finalmente y convencido de que tomamos una decisión acertada, recomiendo irnos esta temporada al Rod Carew y disfrutar con los fanáticos panameños, de un partido de beisbol, ese deporte que tanto nos gusta a los venezolanos, gritando unidos y bien fuerte “¡¡¡Eeeeee Magallanes¡¡¡” perdón, perdón…”¡¡¡Metro, Metro, Metro¡¡¡”. Entendiendo, que así de alegres somos todos, Panamá y Venezuela, pueblos con más virtudes que defectos; cosas buenas que a la larga y definitivamente nos harán Una Sola Casa. Y como dijo un amigo coleccionista…¡Ayala Tengo¡