Hace pocos días asistí al colegio de mi hija menor para presenciar un acto cultural, en donde ella tomaría parte. Llegué temprano para ubicarme con mi querida cybershoot a la menor distancia posible y así, además de guardar este electrónico recuerdo, poder mandar a Venezuela vía Facebook o mail, las fotos de la niña danzando en Panamá.
Me senté tranquilo, viendo para todos lados y recordando aquellos actos culturales de mi infancia…Los Chimichimitos, El Guarandol y en especial aquel en donde bailé con la más bonita de mi salón…La Burriquita.
Mi esposa alegre y ansiosa, saludaba a otros representantes y a las maestras. ¡Comenzó la vaina¡ “Sonido – Sí- Sonido”. En el 1er acto los niños cantaban y bailaban rock and roll; después unas niñas haciendo una especie de ballet. Muy bonitos todas las representaciones. De pronto, arranca el acordeón y se escucha la música típica…y entran dos filas de niños ataviados con sus trajes, camisillas los niños y falda colorida las niñas…paralizado por la emoción ví a mi hija de 1ra en su fila, llevando de manera excelente el paso de la música, sosteniendo su falda y meneando las caderas a lo JLo. Como invadido por el “Mal de Zambito”, todo “tembleque” tomé mi cámara y empecé a disparar fotografías.
Sí, allí estaba mi hija, bailando mejor que todos, bueno así la veía yo, con un carricito de pareja y gritando a viva voz…”Jueeeepaaaa”; yo no sabía si reírme o llorar. El acto duró como 7 min. Siete minutos de emoción y gran sorpresa, porque de verdad que nos asombró la manera como con tan poca edad y tiempo, nuestra hija bailaba típico igual o mejor que las bailarinas del restaurante “Tinajas” .
Ya en la casa, todos la felicitábamos y a la vez le preguntábamos asorados, que cómo aprendió a bailar tan perfecto la música panameña y ella sonriente nos contestaba “Ayala Vida Papá practicando con el “teacher” todos los días….”
Y allí definitivamente entendimos…
Me senté tranquilo, viendo para todos lados y recordando aquellos actos culturales de mi infancia…Los Chimichimitos, El Guarandol y en especial aquel en donde bailé con la más bonita de mi salón…La Burriquita.
Mi esposa alegre y ansiosa, saludaba a otros representantes y a las maestras. ¡Comenzó la vaina¡ “Sonido – Sí- Sonido”. En el 1er acto los niños cantaban y bailaban rock and roll; después unas niñas haciendo una especie de ballet. Muy bonitos todas las representaciones. De pronto, arranca el acordeón y se escucha la música típica…y entran dos filas de niños ataviados con sus trajes, camisillas los niños y falda colorida las niñas…paralizado por la emoción ví a mi hija de 1ra en su fila, llevando de manera excelente el paso de la música, sosteniendo su falda y meneando las caderas a lo JLo. Como invadido por el “Mal de Zambito”, todo “tembleque” tomé mi cámara y empecé a disparar fotografías.
Sí, allí estaba mi hija, bailando mejor que todos, bueno así la veía yo, con un carricito de pareja y gritando a viva voz…”Jueeeepaaaa”; yo no sabía si reírme o llorar. El acto duró como 7 min. Siete minutos de emoción y gran sorpresa, porque de verdad que nos asombró la manera como con tan poca edad y tiempo, nuestra hija bailaba típico igual o mejor que las bailarinas del restaurante “Tinajas” .
Ya en la casa, todos la felicitábamos y a la vez le preguntábamos asorados, que cómo aprendió a bailar tan perfecto la música panameña y ella sonriente nos contestaba “Ayala Vida Papá practicando con el “teacher” todos los días….”
Y allí definitivamente entendimos…
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