Se abrieron las puertas y
ejemplares de todas las razas corrieron ágilmente para ubicarse en la mejor
posición y así poder obtener su ambicionado premio. Peludos, recién afeitados, pequeños,
altos, finos y callejeros, en fin había
de todo.
Comenzaba la función y entre
gruñidos, miradas atentas y cabezas ladeadas, cada uno trataba de entender
aquel nuevo ambiente. Adentro los jueces y funcionarios, serían los encargados
de validar las características de cada espécimen, para así permitirle continuar
en esta competitiva justa.
Desde el primer momento y ante la
cantidad de diversos participantes, las razas afines se buscaban con su olfato,
para integrar grupos comunes y así sentirse mas fuertes, ante algunos que mostraban sus filosos dientes,
como diciendo “a mi tu no me jodes”.
El grupo sabía que las cosas no
serían fáciles y que entre el calor, los mosquitos, la presión y otras condiciones, se tornaría en una
carrera de resistencia, que solo sería ganada
por los mejormente preparados o con mayor fortaleza.
Cada quien hacía gala de sus
condiciones y por medio del lenguaje característico de la especie, se lanzaban
avisos y frases que daban a entender que estaban dispuestos a llegar hasta el
final.
Afuera estacionadas
pacientemente, se podían ver hasta 4 jaulas o camionetas de los agentes del
orden, dispuestas allí para que todos supieran, que el que no atendiera las
ordenes de los jueces, intentara atacar a otro asistente o peor aún, hiciera
sus necesidades en las áreas no dispuestas para ello, sería enjaulado y hasta
retirado del evento. Ya pasada la tarde, se pudo ver a dos con pinta de
Chihuahuas, ser arrastrados por la fuerza y lanzados dentro de las enrejadas y frías
carcasas.
Llegada la primera noche, se escuchaban
aullidos como de película de terror.
Algunos de hambre y desesperación por el encierro, otros de dolor, al haber sido descalificados.
Lo olores de la comida, desechos y excremento se mezclaban, haciendo
insoportables algunas áreas de la arena; las razas minoritarias, afinaban
estrategias de defensa, adoptando posiciones en donde algunos dormían y los
machos “alfa” de la raza, se turnaban para hacer guardia y cuidar a sus
hembras.
Amaneció y comenzaron a medida
que abrían sus ojos, a estirarse y sacudirse, listos para otra jornada de
evaluación. Según el programa, se hablaba de pruebas de saltos y cruce de
obstáculos; situaciones que seguramente
harían que otro número de participantes fuera eliminado. Los nervios y estrés
se hacían presentes en las filas, los tropiezos y dentelladas se hacían cada
vez mas comunes. Allá en sus sillas, los
jueces de manera pausada seguían su trabajo sin entender el nivel de nervios que
afectaba a cada concursante. Inclusive, cuentan que se escuchó decir a uno de los
calificados árbitros, que las especies locales o nacionales, eran suficientes
como para seguir evaluando las foráneas.
Cada interminable día que pasaba,
se eliminaban o clasificaban seres, el ambiente estaba tenso y los
pertenecientes a una raza proveniente de la India, se mostraban muy hostiles.
De piel oscura y ojos negros, erizaban su liso pelaje para advertirle a las
demás razas que sabían morder y bien duro. También resultaba curioso poder ver
a razas de diferente origen y características, comiendo del mismo plato y hasta
dándose calor en las noches de brisas y temor, momento en el que reinaban la incertidumbre
y la vulnerabilidad.
Siete días transcurridos, ya
faltaba poco para finalizar esta prueba de poder. Afuera, recostados de las
reja y con ojos tristes quedaban algunos de los eliminados, con la esperanza de
que algún “facilitador” con contactos en el concurso, les permitiera volver a
entrar, eso sí seguramente con algún costo adicional. Adentro los pocos que
habían logrado ser fotografiados y certificados con su documentación de “Raza
Vacunada” saltaban o corrían de un lado para otro, mostrando su alegría.
Ya los aullidos no se escuchaban,
en cambio los sonidos como de risas, agradecimiento y celebración, inundaban el
local, contagiando a algunos jueces, quienes en buen gesto, pasaban su mano por
la grupa de estos felices afortunados, quienes ahora por 2 años mostrarán en su
collar una placa que los acredita como raza libre de plagas o mal de rabia.
Nota: Cualquier semejanza con la
realidad es pura coincidencia…
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