En el piso del recibo de la casa,
estática y silente, descansa la maleta, que vacía y abierta de par en par, se prepara
para recibir en su interior seguramente el último grito de la moda en ropa,
algún artefacto electrónico, las compras impulsivas, quizás aquello que “tenía
tiempo que no veía” y una que otra comidita o delicatesse, de esas que se
conseguían antes en los estantes del Central Madeirense o del Plaza.
Los primeros 7 kilogramos, lo
ocupan 14 latas de 500gr cada una, que contienen raviolis importados de la
misma Italia y que con solo calentarlos resuelven un almuerzo…y muy bien porque
hasta parmesano traen ya. “Estos los compraba antes en CADA”. Agrega mientras
los guarda.
Mas al centro y envueltas por
medias deportivas, se colocan cuatro
latas de aquellas Sopas Campbell que ahora en Venezuela, solo se ven en
las revistas. Acurrucados en los bordes y pisados por las pantuflas, 15 sobres
de aderezos para pollo, carne y pescado, que la abuela lleva con la esperanza
de conseguir carne, aunque sea cubana.
Con felicidad extrema, mi tía
levanta 2 potes de “Sandwich Spread de Kraft”, y se acuerda de los sanduchones
que preparaba 12 años atrás, en los
cumpleaños . Para meterlos tuvo que sacar dos bluyines que había traído de Venezuela…“Primero
lo primero”, afirmó ella.
Hace una primera inspección y ve que a la maleta, aún le cabe mas; calcula que ya debe pesar como 13 o 14 kilos,
así que abre una bolsa del Riba Smith y
se le iluminan los ojos, cuando de ella saca, media docena de cajitas de
ciruelas pasas, esas de la cajita con la muchacha, que curiosamente, sale usando
una “boina roja” y que antes utilizaba
para las hallacas y su famosa torta de pan; pasas que desaparecieron en acción
en los automercados nacionales.
A paso lento se acerca la abuela, con dos potes medianos del “exótico” en
Venezuela, Aceite Vegetal, la tía levanta la cejas, agarra el aceite y calza los potes entre las
pijamas, ligando que no se vayan a
derramar. Ya la maleta tiene forma, solo falta acomodar: 2 potes de pimienta
negra, 1 paquete de las raras galletas de soda, 3 latas de maíz, el syrup para
panquecas de Betty Crocker, 1 pote grande de adobo, 1 kilo de la extraterrestre
azúcar, 2 kilos de harina de trigo y una vaina que dice “Recao Verde” de Maggi,
que le recomendamos que se llevara. Mete
todo, pero se percata, que quizás haya espacio para 4 rollos de papel higiénico, que si bien llegaran
aplastados, no perderán su utilidad…
Al final de este ritual criollo, la maleta pesó 31.959kgs, con la singularidad
de que la ropa que habían traído, mas la poca que compraron, quedó casi toda
afuera… “No importa, me la mandas con alguien, total no es tan importante como
todo esto que nos llevamos…”
Ya en el aeropuerto y ayudando a
mi abuela con su pesado equipaje de mano, pude ver de reojo que adentro del
bolsito, habían de primeros, 2 kilos de
Harina PAN….
Nota: Quiero expresarles que con esta crónica, no estoy burlándome de la triste situación que se vive en nuestra
Venezuela, simplemente he querido darle un toque gracioso a lo que llamo en el
escrito el “ritual criollo” que realizan los familiares,
amigos y conocidos que nos visitan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario