sábado, 17 de diciembre de 2011

“32 Kilogramos de sabor”...

Llegó el momento de arreglar la maleta, mañana sale el vuelo para Maiquetía y bien temprano. Mi tía le dice a mi abuela:  “Recuerda que solo son 32Kgs, no te pases porque pagas sobreprecio y en dólares…”

En el piso del recibo de la casa, estática y silente, descansa  la maleta,  que vacía y abierta de par en par, se prepara para recibir en su interior seguramente el último grito de la moda en ropa, algún artefacto electrónico, las compras impulsivas, quizás aquello que “tenía tiempo que no veía” y una que otra comidita o delicatesse, de esas que se conseguían antes  en los estantes  del Central Madeirense o del Plaza.
Los primeros 7 kilogramos, lo ocupan 14 latas de 500gr cada una, que contienen raviolis importados de la misma Italia y que con solo calentarlos resuelven un almuerzo…y muy bien porque hasta parmesano traen ya. “Estos los compraba antes en CADA”. Agrega mientras los guarda.
Mas al centro y envueltas por medias deportivas, se colocan cuatro  latas de aquellas Sopas Campbell que ahora en Venezuela, solo se ven en las revistas. Acurrucados en los bordes y pisados por las pantuflas, 15 sobres de aderezos para pollo, carne y pescado, que la abuela lleva con la esperanza de conseguir carne, aunque sea cubana.
Con felicidad extrema, mi tía levanta 2 potes de “Sandwich Spread de Kraft”, y se acuerda de los sanduchones que preparaba 12 años atrás, en  los cumpleaños . Para meterlos tuvo que sacar dos bluyines que había traído de Venezuela…“Primero lo primero”, afirmó ella.
Hace una primera inspección  y ve que a la maleta, aún le cabe mas;  calcula que ya debe pesar como 13 o 14 kilos, así que  abre una bolsa del Riba Smith y se le iluminan los ojos, cuando de ella saca, media docena de cajitas de ciruelas pasas, esas de la cajita con la muchacha, que curiosamente, sale usando una “boina roja”  y que antes utilizaba para las hallacas y su famosa torta de pan; pasas que desaparecieron en acción en los automercados nacionales.
A paso lento se acerca la abuela,  con dos potes medianos del “exótico” en Venezuela, Aceite Vegetal, la tía levanta la cejas,  agarra el aceite y calza los potes entre las pijamas,  ligando que no se vayan a derramar. Ya la maleta tiene forma, solo falta acomodar: 2 potes de pimienta negra, 1 paquete de las raras galletas de soda, 3 latas de maíz, el syrup para panquecas de Betty Crocker, 1 pote grande de adobo, 1 kilo de la extraterrestre azúcar, 2 kilos de harina de trigo y una vaina que dice “Recao Verde” de Maggi, que le recomendamos que se llevara.  Mete todo, pero se percata, que quizás haya espacio para  4 rollos de papel higiénico, que si bien llegaran aplastados, no perderán su utilidad…
Al final de este ritual criollo,  la maleta pesó 31.959kgs, con la singularidad de que la ropa que habían traído, mas la poca que compraron, quedó casi toda afuera… “No importa, me la mandas con alguien, total no es tan importante como todo esto que nos llevamos…”
Ya en el aeropuerto y ayudando a mi abuela con su pesado equipaje de mano, pude ver de reojo que adentro del bolsito,  habían de primeros, 2 kilos de Harina PAN….
Nota: Quiero expresarles que con esta crónica, no estoy burlándome  de la triste situación que se vive en nuestra Venezuela, simplemente he querido darle un toque gracioso a lo que llamo en el escrito el “ritual criollo” que realizan los  familiares,  amigos y conocidos que nos visitan.

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