Parece que fue ayer, pero al mismo tiempo como que hubiera sido en otro tiempo, en una época lejana y de otra dimensión. Allí estaba yo, parado firme en aquel camarote, con un uniforme de faena, al que aún me costaba acostumbrarme, que me generaba picazón y cuyas botas, negras, pulidas y duras, obligaban a mis dos pies a quererlas por las buenas o por las malas. Sí, a la expectativa, entre sereno y ansioso por conocer lo que venía.
Y apareciste tú, con gran porte, energía y fuerte timbre de voz, para indicarme a mí y a mi compañero Camargo, que eras nuestro Comandante de Grupo de Fuego, nuestro jefe, líder…nuestro Dios y soberano de nuestra vida como cadetes de primer año. Alcancé fugazmente a ver tu portanombre pero en realidad no descifré las letras. Lo tapaste y nos preguntaste cómo te llamabas, ambos lanzamos opciones de nombres, pero ninguno a ciencia cierta lo acertó…pécado, de una vez comenzamos a hacer flexiones, mientras con un tono de voz alto y en marcial sonido, nos decías, “Soy el Cádete de 2do año, Giuseppe Alessandro Martín Alessandrello Cimadevilla”…aquello me sonó como un trabalenguas, como un texto de 50 páginas que debía aprendérmelo en ese momento.
A partir de allí Alessandrello, tus acciones, enseñanzas, buen ejemplo y liderazgo, nos envolvió en una esfera fuerte, invencible…éramos los cadetes de Alessandrello, gritón, líder, de presencia fuerte pero de un corazón noble. De verdad que como cadete me sentí afortunado de ser de tu grupo de fuego…Y esto lo mantuve durante mis años de estudio y formación militar como Oficial de la Armada en la Escuela Naval de Venezuela… escuela hoy con un nombre impuesto y sujeta a un régimen asesino y delincuencial que destruye a cada hora lo que fuimos y somos.
Hoy pasados ya casi 30 años, me encuentro con la noticia de que eres el nuevo Comandante de la Armada Nacional Bolivariana. Pudiera yo en primera instancia pensar que por méritos, pero estoy muy claro que no es así, y que gran decepción…
Te entregaste al poder, para no decir que te arrastraste, rendiste tu honor al bando contrario, entregaste tus caponas, sable y tradición al servicio de un grupo narcotraficante, pero mucho peor “Anti-venezolano”.
Nuestra Armada, llamada hoy Bolivariana a juro…salpicada e infectada por el germen o mejor dicho cáncer revolucionario, en donde muchos, ya menos, han tratado de defender y mantenerla impoluta y fiel a sus valores, misión y tradición, pero veo y leo en las noticias, actos de ascensos y nombramientos, pero muy en especial por las degradantes fotografías de Capitanes y Almirantes (numerosos) riéndose cuales bufones ante la figura del títere y su banda…que me llevan a concluir, que definitivamente ya no hay nada que hacer.
Así que Almirante Alessandrello, ya eres Comandante, aquel cadete que tanto admiré, respeté e imité, alcanza el máximo cargo dentro de la jerarquía militar naval de la organización….ya el próximo paso que viene si te mantienes con ese comportamiento, actitud y “valentía”, es ser Ministro de la Defensa y una vez allí, si continúas la Guerra a Muerte contra Venezuela, tienes asegurada una silla, sentado a la izquierda del títere…o sea serías Co-Títere…
Pero Alessandrello, creo firmemente que pudiera quedar en tu interior, algo de conciencia y amor por tu Patria y pudieras entonces corregir el rumbo, dejando de seguir a ese girocompás gobernado desde el exterior caribeño y enfilar la proa de tus valores, hacia el Norte de la Libertad…y hacerlo con “Ojos de Tigre, Pecho de Tanque y Cara de Perro”…como nos enseñaste allá en los 80´s en nuestra Alma Mater, tu Escuela Naval de Venezuela.
Esperamos y espero de tu parte, una contundente acción... verdaderamente Nacional y Bolivariana.
Maximiliano Eloy González G.